Se terminó el enigma: Messi se queda un año más en el Barcelona

El futbolista argentino habría priorizado a su familia, la ciudad y su historia en el club. Tiene vínculo vigente hasta mediados del 2021.


Lo meditó y ya se lo anunció a su familia. En breve lo sabrán quienes están por fuera de su mundo. Porque esta historia no se anuncia en comunicados oficiales. Por esa vía apenas llegan las confirmaciones. Muchos quedaron enroscados en esa foto del comunicado plantándose ante la Liga.

Fue a lo Maradona cuando se le hacían guardias periodísticas. Él hacía mover el auto en el que había llegado al lugar. Ahí todos se iban detrás de alguien que no era Diego, y él salía tranquilo por otra puerta… Algo similar pasó en la mañana del viernes.

Más de uno creyó leer que Leo se iba en el momento que marcó públicamente que no era cierto que para irse tenía que pagar 700 millones de euros. A la entrelínea le faltaba información del mundo Messi. En realidad fue un mensaje para marcar que sigue en el club por su propia decisión y no por imposición de la Liga.

El 10 no quería irse con un escándalo mediático, con un juicio. Se lo avisó a su gente aun en días de burofax. Nunca le pareció el mejor final para una historia que merece una serie. Ahora, de mínima, asegura quedarse hasta junio del 2021. Con contrato terminado -y sin Bartomeu en la presidencia- podría terminar de un buen modo. Hasta irse con un pasillo si decide en ese momento irse a Inglaterra o Estados Unidos. Eso igual es lejano.

Messi sigue pensando en un proyecto futbolístico para intentar ganar la Champions. No fue un enojo que lo llevó de reacción bajo emoción violenta. No fue un impulso como cuando renunció a la Selección. Leo buscó salir. Ese fue y es su pensamiento. Le pegó una patada a la puerta para intentar destrabar la salida. Ese es el significado de la carta documento de la semana pasada. Igual sabía desde el primer día que no era fácil. Aun con su interpretación de la famosa cláusula de salida unilateral. Había que plantear un plan de lucha y esperar la reacción de un club acorralado.

En esa línea definió no ir a hacerse los estudios PCR el domingo y también faltar a los entrenamientos, una situación que inteligentemente no será sancionada por el Barça. Ahí fue cuando entró en juego Jorge, su papá y representante.

Más allá de los falsos rumores que lo hacían viajar a Manchester, estuvo en Rosario hasta esta semana. Ahí se subió al avión privado personalizado y voló a Barcelona. Fue el momento de la reunión. Jugando de visitante. Fue entonces que se encontró con la puerta de salida directamente blindada.

Ese fue el gran freno. No sólo le ofrecieron renovar por dos años sino que le dijeron que no se hablaba de salir. “¿Qué necesita Leo para quedarse?”, planteó Bartomeu en una charla con buen tono. Al ver que no había posibilidad de salir sin detonarse en vivo -sin ir a los juzgados o pedir un transfer provisorio- Messi cambió de dirección. Se discutió a sí mismo y retomó el plan Barcelona.

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